Nueva escuela de yumbos

El objetivo es recuperar el amor propio de la comunidad y rescatar la cultura. Es devolverle la raíz histórica al poblado.Así es como Aurelio Trujillo explica la razón de ser de la Escuela de Yumbos de San Antonio de Pichincha, que nació hace más de dos meses.

Se trata de 30 niños, de entre 6 y 12 años que se reúnen luego de la escuela, a repasar este tipo de danza ancestral. Lo hacen los miércoles y jueves a partir de las 14:00.

Participan alumnos de la Escuela 29 de Junio de Rumicucho y en la escuela de Tanlagua. Trujillo, con orgullo cuenta el origen de este tipo de danza en la zona.

Asegura que en la época prehispánica, San Antonio de Pichincha se volvió un lugar de paso por donde cruzaban permanentemente los comerciantes indígenas y los yumbos del noroccidente, quienes pertenecían al pueblo Quitu-Cara.

Su paso por allí era frecuente por lo que los habitantes de San Antonio de aquella época, aprendieron de ellos algunas costumbres.

Años después, con la llegada de los españoles se conformaron algunas haciendas grandes como Guatos, Pululahua, Rumicucho y Tanlagua.

Hasta 1800, como las tierras aun pertenecían a la Real Audiencia, los dueños tenían dentro de sus haciendas a religiosos que atendían las labores cristianas.

Entre sus costumbres culturales tenían grupos de danzantes: los yumbos de San Antonio. Ellos tenían una vestimenta particular.

Era una mezcla entre los yumbos del noroccidente y del oriente. Esta consistía en la utilización de un pantalón blanco, camisa blanca, unos pañuelos grandes, a manera de capas, de colores azul, morado y rosado. Algunos usaban, también, ponchos pequeños, como pilagu00fcines.

Además, lucían una corona de plumas generalmente de aves tropicales del oriente como loros, papagayos y pavos reales.

Asimismo, se colocan en el cabello una extensión hecha de cerda de la cola de caballo. Trujillo dice que los danzantes de San Antonio utilizan una lanza de chonta que los yumbos originales nunca usaron. ?

Los yumbos de esta parroquia tienen cuatro bailes: la Cacería del Venado, Pucará, Corpus y San Pedro. Todos tienen un ritmo similar, algo parecido al San Juan. Usan un silbo que consiguen contrayendo la mano y soplando.

El sonido que produce en bastante fuerte y se escucha a decenas de metros de distancia. Esa es precisamente, para Trujillo, la parte más difícil de la actual enseñanza.

Rafael Ibáñez, el yumbo principal, es quien está enseñando ese tipo de silbidos a los alumnos. además, otros maestros trabajan propiamente en la danza.

Por ejemplo, históricamente, a los yumbos los acompaña un guionero, es decir un señor que toca un bombo (un pequeño tambor). En las próximas semanas, los chicos aprenderán a tocar dicho instrumento, aunque hay algunos estudiantes que ya lo hacen.

En las próximas clases aprenderán a tocar el pingullo. Trujillo espera que en seis meses, el grupo esté más consolidado. Su primera presentación será en el barrio Santo Domingo, un lugar considerado especial por tener latitud cero.

Allí el 21 de marzo se realizará la ceremonia del fuego nuevo. El Gobierno Autónomo Descentralizado de San Antonio de Pichincha es quien está detrás de este proyecto cultural.

Redacción Quito. (I)