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2016-05-03 14:26:09

Pide más ayuda

Soraya Quillupangui

Terminó el entrenamiento y Franklin Guerra no se iba del complejo. Se reunió con un vendedor de seguros de salud manabita. Conversaron de la provincia, de la tragedia que destruyó el centro de Portoviejo -su ciudad natal- y de la necesidad del jugador de El Nacional de contar con un respaldo para su familia.Tras el terremoto, Guerra estuvo desesperado por saber cómo estaba su familia. Al igual que todos los manabitas que viven lejos, trató de contactarse con su gente, pero fue casi imposible hacerlo de inmediato.

La gente en Portoviejo perdió sus casas y sus trabajos. Ahora a los futbolistas nos toca levantarles el ánimo, asegura Guerra.

Al manabita de 24 años, la tragedia afectó a su familia, que perdió un edificio en el centro de la ciudad.

Lo sentí en carne propia. Toda mi familia es de Portoviejo. Me pude contactar con ellos por Twitter y por Whatsapp. Los más duro es ver todavía el miedo en sus caras. La gente sigue durmiendo en las calles a pesar de que todo ya pasó, dice Guerra.

Ronny Santos, del cantón Pichincha y Manuel Balda, de Río Chico, también estaban asustados. Ellos aseguraron que la situación fue complicada, pero nadie de sus familiares sufrió.

Mis papis estaban en Manta cuando pasó el terremoto. Ellos iban a comprar un traje en el centro y por suerte no salieron del departamento que tengo allá, dijo Santos.

Balda, Santos y Guerra no han dejado de ayudar a su gente. Han recolectado víveres desde el principio para mandarlos a Manabí.

En mi caso mandé algunas cosas y plata a mis padres para que tengan con qué comprar. Ellos son comerciantes y por ahora están sin trabajo, asegura Guerra, quien dedicará el partido ante Liga de Quito a su amada provincia.

David Paredes (D)