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16 de octubre de 2020 12:58

El agente metropolitano Óscar soñaba ver graduada a su hija

Ayer, 15 de octubre del 2020, concluyeron las honras fúnebres del agente Óscar Andrango.

Ayer, 15 de octubre del 2020, concluyeron las honras fúnebres del agente Óscar Andrango. Foto: Eduardo Terán / ÚN

Diego Bravo

El 31 de octubre del 2013, el agente metropolitano Óscar Andrango tenía 26 años y fue atropellado en la carretera antigua que conduce a Conocoto, una parroquia rural ubicada en el oriente de Quito.

Ocurrió mientras regresaba al cuartel de Puengasí para entregar la moto con la que salió a hacer patrullajes junto a sus compañeros.

Se fracturó la tibia y el peroné de la pierna derecha, y su recuperación demoró alrededor de seis meses. Era su primer accidente laboral tras graduarse en el Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano, centenaria institución municipal creada en 1825.

Esa anécdota la recordaron ayer los familiares del uniformado asesinado anteayer en las inmediaciones de la estación del Trolebús de El Recreo.

Un comerciante informal lo apuñaló en la parte posterior del tórax durante un operativo de control de ventas ambulantes.

El velatorio se realizó en la funeraria Jardines del Valle, Casa Girón, en el sur. “Mi hermano siempre quiso ser agente, tenía vocación para esa actividad.

Lamentablemente se nos fue”, indicó Joffre Andrango. Ellos crecieron en la ciudadela Ibarra (sur) y de niños jugaban fútbol en las canchas de tierra de un vecindario. Pertenecieron a los equipos Polonés y Miraflores. Al inicio, ambos jugaban como defensas y finalmente Óscar se consolidó en la posición de volante central.

La última vez que conversaron, Óscar le dijo a Joffre que se cuidara del covid-19, porque se registraban bastantes contagios en la capital. También le contó que, en los operativos de control, los comerciantes informales a veces eran necios y no obedecían. “Se quedaban en los espacios públicos y eran agresivos. Él tenía un carácter fuerte y su misión era de que cumplan las ordenanzas”.

Sus ojos se humedecieron al recordar las imágenes que circularon en redes sociales y en las que se observa lo ocurrido con su hermano. Pide que se haga justicia y el asesinato no termine en la impunidad.

Melanie, de 12 años, lloraba mientras observaba el féretro de su papá. Los parientes de la víctima contaron que el sueño de Óscar Andrango era ver a su hija graduada de la universidad. También formar una familia con su pareja, una compañera del Cuerpo de Agentes de Control Metropolitano.

A las 14:00 fue prevista una caravana de honor para despedir al gendarme, antes del sepelio en el camposanto Santa Rosa.

Sus familiares consideran que es un honor que el cuartel de los metropolitanos, ubicado en Puengasí, lleve el nombre de Óscar Andrango, tal como lo anunció el alcalde Jorge Yunda el miércoles durante la misa de honras fúnebres.

Óscar era fanático del club deportivo El Nacional, y seguía de cerca los partidos de ese equipo. Disfrutaba de un buen partido de 40.