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14 de enero de 2017 08:30

Calacalí, tierra de tradiciones

Calacalí es la puerta de entrada a las parroquias rurales del norocciente del Distrito Metropolitano. Foto: Archivo / ÚN

Calacalí es la puerta de entrada a las parroquias rurales del norocciente del Distrito Metropolitano. Foto: Archivo / ÚN

Redacción Últimas Noticias

En el pupo del mundo y lleno de tradiciones, leyendas y harta cultura. En Calacalí, puerta de ingreso al noroccidente de Quito, hay costumbres que han pasado de generación en generación.

La historia del poblado se remonta a 444 años atrás. La parroquia rural aún guarda, por ejemplo, tradiciones gastronómicas de antaño, como la preparación del cuy con papas. También se mantiene, al estilo de las comunidades indígenas, la elaboración de la colada de maíz.

Si quiere saber el origen del nombre del lugar, pues le contamos que no hay tanta ciencia. Como en el sector hay harta mina se le bautizó como Calacalí. Los materiales pétreos, según ha difundido el Municipio de Quito, sirvieron para las construcciones que se hicieron en la ciudad en la época hispánica.

En Calacalí se encuentra el antiguo monumento de la Mitad del Mundo, pues también por allí pasa la línea equinoccial. Puede verlo gratis. En el lugar también está la pileta de piedra que antaño estuvo en la plaza San Francisco. Primerito estuvo en San Antonio y luego, en 1917, se fue a la parroquia rural.

Recuerde, asimismo, que el poblado es parte de la reserva geobotánica del Pululahua y del Bosque nublado de Yunguilla. Calacalí está conformada por 25 barrios y tiene una población de unos 10 000 habitantes.

Y hablando de Yunguilla, luego de visitar los atractivos tradicionales de Calacalí, a solo 20 minutos, puede llegar a la reserva. Allí hay tres tipos de climas, así que irán preparados. Esta zona es uno de los sitios de las microcuencas de los ríos Tanachi y Pichán, que desembocan en la cuenca del río Guayllabamba.

En ese sitio, de acuerdo con datos del Cabildo, hay 50 familias comprometidas con la naturaleza. Así que le entran con todo a protegerla, con el valor agregado de que también es una forma de preservar la cultura de la zona. Por ejemplo, ya no explotan la madera y mejor se dedican al ecoturismo. En esta zona también hay otra propuesta: el turismo comunitario.

Una de las ofertas es la caminata por el sendero de los yumbos. Esta aventura incluye una visita al mirador El Chocal.

En este sector se elaboran queso, mermeladas, artesanías, entre otros productos y artículos. Hay muchos turistas que llegan por estos y otros atractivos.