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14 de febrero de 2017 15:34

Carnaval, de la misa al desfile

El centro cultural Pacha Callari, en la Ferroviaria Alta, mantiene el rito. Foto: Patricio Terán / ÚN

El centro cultural Pacha Callari, en la Ferroviaria Alta, mantiene el rito. Foto: Patricio Terán / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Los orígenes del Carnaval se remontan a las antiguas culturas sumeria y egipcia, hace más de 5 000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del Imperio romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa. Fue traída a América por los españoles y portugueses a partir del siglo XV.

Cuentan que en Ecuador hay registros de esta celebración desde 1860. “Mientras en Guayaquil la gente acostumbraba a echar agua, en la Sierra se jugaba con harina”, puntualiza el historiador Rodolfo Pérez Pimentel.

Alrededor de 1900 a 1940 -cuenta- las cocineras acostumbraban a agujerear los cascarones de los huevos para guardarlos hasta el Carnaval y así rellenarlos con colonia o agua coloreada y sellarlos con cera, estos luego eran arrojados en medio de la celebración.

En Peguche (Imbabura), la comunidad celebra el Pawkar Raymi. Foto: Washington Benalcázar / archivo / ÚN

En Peguche (Imbabura), la comunidad celebra el Pawkar Raymi. Foto: Washington Benalcázar / archivo / ÚN

“Los caballeros ‘asaltaban’ las casas de las damas y les lanzaban los cascarones; ellas, a su vez, les tiraban agua en recipientes, al final todos mojados armaban fiesta en las casas o una comilona”, relata.

Otra costumbre entre las clases sociales bajas era la Fiesta del Arroz Quebrado, denominada así porque luego de los juegos y la elección de la Reina del Carnaval se servía aguado preparado con el arroz partido.

En la Sierra, las celebraciones incluso empezaban un mes antes, pero fue a partir de la dictadura de Ramón Castro Jijón (1963) que se optó por modificar esta costumbre adoptando los carnavales de misa con desfile de carros alegóricos y en lugar de agua se lanzaban flores, práctica que luego se trasladó a Guayaquil.

En la región andina también se lo vincula con la fiesta indígena de fin de año solar o Paucar Huatay, (Pawkar ...) una de las cuatro más grandes del año .

Esta está ligada a las prácticas agrícolas, al trabajo cooperativo, a la relación con la tierra y la religiosidad.

El Carnaval de los mestizos termina con el inicio de la Cuaresma. Y la devoción al Niño Jesús.