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7 de abril de 2017 16:34

Así era la 'zona' farrera en el Quito de antaño

Una vista de la plaza de santo Domingo en 1010 y 2015. Fotos: Archivos: Patrimonio / EL COMERCIO

Una vista de la plaza de Santo Domingo (Centro Histórico) en 1910 y 2015. Fotos: Archivos UN y Archivo Metropolitano

Santiago Ponce

Eran los inicios del siglo XX y en la capital ecuatoriana se terminaba de publicar la Guía de Quito, elaborada por Adolfo Jiménez, en 1914. En este documento se puede encontrar una distribución de los espacios en Quito, tanto comerciales como de socialización, de ese entonces.

El documento también contiene información topográfica, estadística, política, industrial, mercantil, de domicilios y de negocios. En el último caso se tomaron en cuenta solamente los comercios formales.

En la guía se puede encontrar, además, un mapa del creciente Centro Histórico que según el antropólogo y catedrático universitario Eduardo Kingman se diferenciaan por sus nacientes espacios de socialización del principio de siglo.

"En esos años estamos asistiendo a una transformación fuerte de lo que es la vida de la ciudad" que pasó de ser aquel espacio señorial conventual, a un centro de empleo burocrático y de migración indígena, reseña el catedrático.

La Alameda era uno de los lugares de encuentro de los quiteños. Foto: Archivo

La Alameda (1910) era uno de los lugares de encuentro de los quiteños. Foto: Archivo Metropolitano de Quito

Por tanto, estos sitios eran los escogidos por ciertos grupos de quiteños para acudir de traje, corbatín y sombrero y encontrarse con sus amistades, sus conquistas amorosas o los socios de un comercio que emergía en la capital.

Otros simplemente los frecuentaban, para pasar un buen rato, tomar una bebida, escuchar música y hablar de política o de los vecinos, como lo describe Javier Gómez Jurado Zevallos, miembro de de la Academia Nacional de Historia en su texto ‘Las bebidas de antaño en Quito’.

Estos espacios tuvieron una distribución por tipo de comercio, y estuvieron ubicados en su gran mayoría en la calle Guayaquil, eran 61 locales de un total de 403 espacios. Se trataba de heladerías, confiterías, billares, cantinas, fondas y sitio de consignación de aguardiante.

En el caso de las fondas, billares y cantinas, algunas se reservaban el derecho de admisión clasificándolas como de primera segunda y tercera clase, según describe Kingman en su texto y basado en la mencionada guía. Para el historiador, esta separación era parte del intento de las 'élites' -en ese entonces- de diferenciarse de la cultura popular.

La calle Guayaquil, la avenida Maldonado y la 18 de Septiembre (10 de Agosto en la actualidad), a la altura del parque La Alameda, eran los espacios con mayor cifra de cantinas de segunda clase (73 locales). Este tipo de negocios representaban el 68% de los espacios de socialización, para atender a los más de 51 000 habitantes.

Este porcentaje resultaba amplio frente al frente al 10% de cafetería y al 4% entre heladerías y fondas, estas última con una mayor presencia en la calle Cuenca.

De eso ahora ya no existe nada, comenta Matilde Pozo, una de las pocas moradoras de la calle Maldonado y quien escuchó a su madre hablar del gran movimiento que tenía dicha calle en las tardes, a la altura de la Plaza Santo Domingo y de su simbólico arco, al ingreso de la Mama Cuchara.

Más de un siglo después, la calle Morales, conocida como La Ronda se ha convertido en el espacio de socialización más grande que se mantiene vigente en el Centro Histórico, a mucha distancia de la tradicional ‘Zona’ de La Mariscal, en donde las cafeterías siguen siendo espacios de encuentro.

A forma de comparación se podría decir que las cantinas de antaño ahora se llaman licorería y bares; y las recordadas fondas fueron reemplazadas por los restaurantes nocturnos, de todo tipo, como los que se ubican en el norte de Quito, en un tramo de la avenida Eloy Alfaro entre la Catalina de Aldáz y PortugalSin embargo, para Kingman, no existe relación entre los sitios antiguos y los actuales.

Él dice que se trata de fenómenos distintos, pues considera que la cultura barroca, de la que incluso se habla en textos del filósofo Bolívar Echeverría, fue reemplazada por una cultura de masas. 

Actualmente, las calles Guayaquil y Maldonado forman parte de la ruta por donde circula el Trole transportando diariamente a miles de quiteños, desde el norte hasta el sur y viceversa. 

En su trayecto existen ahora locales comerciales, en donde sus visitantes de pronto desconozcan que, a comienzos del siglo XX, allí se respiraba el aroma de las cantinas y se escuchaba el ruido nocturno de las bolas de billar, chocando entre sí.