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16 de marzo de 2017 15:24

Es infaltable en el centro

Hernán Cárdenas alimenta a las palomas. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Hernán Cárdenas alimenta a las palomas. Foto: Ana Guerrero / ÚN

Redacción Últimas Noticias

Camina lentamente. Se detiene a unos pasos del ingreso al Teatro Sucre. De un bolso saca una funda con panes. Poco a poco los divide en pequeños pedazos y los lanza hacia la plaza, donde se juntan varias palomas. Hernán Cárdenas ha repetido cada día esta jornada.

El hombre de 75 años recorre las plazas del Centro Histórico, alimentando a las aves. A San Francisco ya va menos, solo una o dos veces por semana. No ve que allí se realizan las obras para construir una parada del Metro de Quito.

Él varía el menú de las aves, también compra alpiste. Como dice, comparte con las aves lo que tiene, “aunque no sea mucho”.

Para el hombre, su “vida es y está en el Centro Histórico de Quito”. Nació al pie de la iglesia de San Juan, relata. De cuando en cuando regresa para ver el sitio donde pasó su infancia.

Ahora vive en San Diego, en una casa arrendada, y a las 07:30 o, como mucho a las 08:00, ya está recorriendo las plazas y llega a su “zona”, los alrededores de la Plaza del Teatro.

Se dedica a hacer mandados a los locales del sector: compras, entregas, recados. Generalmente, de lunes a sábado, cumple las ocho horas laborables y se retira. En un buen día gana hasta USD 5. Aunque no es mucho, le sirve, dice.

Ese ir y venir en el Centro Histórico también le ha permitido ver cómo este ha ido cambiando.

Más allá del paisaje, lo que ha variado es la gente. Para él, cada vez hay menos personas amables. Quizá por eso prefiere la vida en silencio y, muchas veces, en soledad. Va a las iglesias cuando están calladitas.