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8 de mayo de 2020 13:27

El jardinero acolita a fumigar Los Cipreses 2

Valdemiro Apunte desinfecta a los autos

Valdemiro Apunte desinfecta a los autos. Foto: evelyn jácome / ÚN

Redacción Últimas Noticias

En estos días de incertidumbre y temor, el trabajo comunitario es una de las armas para protegerse y mantenerse en pie. Eso lo saben los habitantes de la Urbanización Los Cipreses 2, ubicado en el norte de Quito.

La consigna de sus habitantes es mantenerse informados para entender el estado y el avance de la situación y tomar medidas al respecto en beneficio del barrio. Los moradores mantienen contacto permanente vía WhatsApp y un correo electrónico.

Heriberto Villacrés, presidente del barrio, cuenta que decidieron apoyarse en un trabajador, Valdemiro Apunte, para aplicar medidas preventivas.

Los vecinos tienen un fondo común. De allí se ha sacado para comprar una bomba y los químicos necesarios para hacer una desinfección periódica.

Las fumigaciones se hacen continuamente en todas las calles de esta urbanización, que se encuentra muy cerca del otrora muy transitado redondel de El Condado.

Valdemiro se encarga de rociar la sustancia en todas las calles y aceras internas. Además, desinfecta, especialmente, las llantas de todos los vehículos que ingresan al lugar.

Don Heriberto vive allí desde hace 25 años y está consciente de que “nadie está a salvo del coronavirus, porque no depende exclusivamente de lo que cada uno haga en su entorno, pero, al interior de la urbanización, hay gente que entiende el problema y nos cuidamos entre todos”, dice.

Por eso, además de encargarse de mantener hecho un anís todo el conjunto habitacional, Valdemiro tiene otra misión: cuando alguno de los vecinos de la tercera edad necesita alguna cosita de la tienda, él les acolita a comprar y les lleva las compras a la casa.

La directiva de este barrio está formada por su presidente, vocales, contador, secretario y otros voluntarios que no perciben sueldo, pero que asumieron la responsabilidad de coordinar las acciones puertas adentro. Estas directivas rotan cada dos años.

Ellos están a cargo de ver las necesidades que surjan en el barrio y también de coordinar con el personal que labora en el lugar en los diferentes servicios comunales. En este lugar donde viven unas 150 familias, hay siete empleados, incluyendo a Valdemiro.

Además, están los guardias que trabajan en turnos rotativos. A pesar de la crisis actual, todos han conservado su empleo y están asistiendo, con las medidas de bioseguridad del caso.

Solo una persona, debido a su edad, está por el momento en su casa, pues los vecinos no quieren exponerlo al riesgo de contagiarse y enfermar gravemente de covid-19.