placeholder
Noticias
8 de diciembre de 2016 12:01

San Blas: una desgracia cantada

Fernando Sagnay muestra el lugar donde, por 30 años, atendió su local de prendas deportivas. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Fernando Sagnay muestra el lugar donde, por 30 años, atendió su local de prendas deportivas. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Ya estaba cantado. Hace varios meses, dentro del local Condeport, de propiedad de Fernando Sagnay, se divisaban grandes fisuras y una profunda humedad en las paredes. Tanta era la incomodidad y el miedo que sentía, que más de una vez pensó evacuar del lugar, localizado en la calle El Vergel y av. Pichincha.

No sabía cuándo lo haría. Pero, los acontecimientos obligaron a Sagnay a decidir que el lunes lo haría, para preservar su integridad y la de sus cuatro empleados.

Resulta que el domingo se habían activado las alarmas del local y cuando ingresó al sitio encontró trozos de pared caídos. Se asustó e inmediatamente quiso sacar todas sus pertenencias.

Tras calmarse, pensó que lo mejor sería hacerlo al siguiente día (lunes). La idea era que sus trabajadores ayuden con el trasteo: había mucha mercadería.

Entonces, salió del local y cuando quiso cerrar la puerta enrollable tuvo mucha dificultad; incluso tuvo que hacer fuerza. Sagnay cree que las paredes cedieron y atrancaron las cerraduras. Y ese detalle le salvó la vida, confiesa.

Es que ese problema motivó que, al día siguiente, no madrugue al trabajo. Sagnay cuenta que toda la vida, los lunes, solía ir al local a las 05:00 para organizar el trabajo del día y de la semana; y lo hacía junto a dos trabajadores.

Alrededor de 30 años, él fue inquilino de la casa rentera que se fue al piso el lunes, alrededor de las 05:00. Recuerda que en 1985 llegó a la calle El Vergel y fue uno de los pioneros en ropa deportiva, y “ahora me quedé en la calle, pues todo mi esfuerzo de 30 años están bajo escombros”.

Estima que la casa tiene más de 100 años; sin embargo, según el libro ‘Calles, casas y gente del Centro Histórico de Quito’, del historiador Fernando Jurado Noboa, las viviendas de la calle El Vergel formaron parte de una de las primeras urbanizaciones que se levantaron en 1920, en Quito.

La casa, de paredes de adobe y tumbados de carrizo, muestra una fachada de dos pisos, pero por dentro eran de tres, porque “los altillos de las casas antiguas eran altos y se achicó interiormente para sacar tres pisos”.

Cuando recién llegó, Sagnay afirma que “hasta el dueño de la casa vivía aquí (Rómulo Peralta), pero tras su fallecimiento (hace 9 años) no se vio un afán de dar un mantenimiento al inmueble”.