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18 de enero de 2017 12:09

Un taxista héroe circula por las vías de Quito

Ángel Villamagua conduce un taxi de la Cooperativa Acción Cívica. Foto: ÚN

Ángel Villamagua conduce un taxi de la Cooperativa Acción Cívica. Foto: ÚN

Betty Beltrán

A Ángel Villamagua Nieto ya muchos lo conocen como ‘El taxista héroe de Quito’. Tiene 40 años y ha salvado algunas vidas, ha detenido a delincuentes. De yapa: ayudó a dar a luz a una humilde mujer de Chillogallo.

Faltarían páginas para contar la infinidad de anécdotas que este hombre, nacido en Santa Rosa (El Oro) y de aspecto corpulento, tiene para contar. Son como 15 años ofreciendo su mano al prójimo; y lo hace desinteresadamente, solo porque su corazón lo manda.

Su actual trabajo facilita que, a cada paso, se encuentre con alguna novedad. Conduce un taxi, la unidad 85, de la Cooperativa Acción Cívica; labora desde las 18:00 hasta las 06:30.

No siempre fue taxista. Estuvo en el Ejército, de ahí su destreza para enfrentarse a inconvenientes. Hasta de primeros auxilios sabe. Es un ‘Rambo’ criollo.

Una de sus últimas hazañas fue unos días antes de que culmine el 2016. Rina Tenesaca chocó contra un parterre de las avenidas. Amazonas y República. Como llovía a cántaros nadie se comedía a ayudarla. Hasta cuando pasó un taxi y su conductor se detuvo.

Ángel ayudó a la joven, chequeó el auto y como el daño era fuerte llamó a una wincha. Pasó como dos horas junto a Rina, sin haberla conocido. Le bastó un gracias.

Tiene una lista de sus hazañas más locas. Por ejemplo, rescató a un amigo que se accidentó en la Occidental, por San Carlos. El vehículo se había volcado y como si fuera Hulk, Ángel lo viró con sus propias manos y salvó a su pana.

Otro caso fue cuando a un compañero del volante le asaltaron por el sector de los túneles y le apuñalaron en el corazón. Ángel escuchó el reporte y pidió a sus pasajeros que, por Dios, le permitan avanzar a ofrecer su ayuda.

Cuando llegó al lugar, aplicó sus conocimientos de primeros auxilios para que su compañero dejara de sangrar, luego le subió al taxi y lo llevó al H. Eugenio Espejo. El mayor número de casos han sido en diciembre, comenta.

Coincidencia o no, siempre está en el momento y en el lugar precisos. Hace seis años, circulaba por Chillogallo y dos mujeres de aspecto humilde hicieron parar el taxi. Le dijeron que a la vuelta de la calle Luis López estaba una embarazada a punto de dar a luz y que le ayude. Pero que no tenía dinero para pagar la carrera.

Ángel ingresó a la casa y encontró a la mujer en las últimas. Puso unas cobijas en la parte trasera del taxi y manejó con dirección al dispensario médico del Centro Histórico. Pero nunca llegó, porque en medio camino tuvo que parar el carro y recibir al guagua.

Esos actos heroicos merecieron el reconocimiento de la Alcaldía de Quito, en el 2015. Le entregaron una placa por su “labor altruista en la comunidad”. Y pare de contar. No estaría mal que se le reconozca con un trabajo fijo, dicen sus amigos.
Como chofer del taxi saca para la comida del día. Está divorciado y tiene un hijo de 15 años. Vive por El Recreo. Se encomienda a Dios todos los días.

También, pide para que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social, a través del programa Héroes y Heroínas, reconozcan su labor. El 4 de noviembre del 2013 envió su primera postulación, pero no llegó al siguiente paso. Volvió a hacerlo. Espera lograrlo esta vez.