El fin de semana me fui a caminar por el parque Bicentenario y al salir de ahí me percaté que había unos cables descolgados y hecho montón en la esquina de la Amazonas y Río Curaray, en el norte de Quito.

Hoy me vestí, me peiné, me perfumé y me arreglé como todo buen chulla quiteño para salir a ver a mi linda ciudad.

El otro día fui a visitar a unos amigos en Chimbacalle, porque en las Cinco Esquinas de ese barrio se armó un farrón por las fiestas de Quito.

Atrás del barrio La Mascota (sur de Quito) vive una primita lejana a la que quiero mucho, mucho. El otro día que tuve un tiempito libre decidí ir a visitarle a la ingrata porque si es por ella ni me llama; bueno, a veces soy un poquito exagerado.

Ayer, 2 de diciembre del 2019, peor que embarazada, me dieron unos antojos de comer un ceviche de concha y camarón.

El otro día paseaba por la av. Mariscal Sucre en dirección hacia Cotocollao, en el norte de Quito, para visitar a unos amigos del colegio, con quienes tenemos tantas anécdotas lindas de nuestra época juvenil.

Luego de disputar un reñido partido de fútbol el pasado sábado 23 de noviembre del 2019 en la cancha del Pobre Diablo, acudimos con unos amigos a la invitación de una vecina que vive al frente del colegio Montúfar, en el sur de Quito. La idea fue servirnos unos ricos hornados pero llegamos oliendo a ‘diablos’.

No es novedad que los puentes son objeto de vandalismo y en ciertos sectores focos de inseguridad, sobre todo en horas de la noche.

En esas caminatas que acostumbro a hacer los fines de semana, siempre me encuentro con sorpresas en los espacios públicos de mi Quito. Me entristece ver algunos sectores descuidados o vías en mal estado.

Resulta que el otro día que estaba paseando por la avenida Galo Plaza Lasso y la Nicolás Urquiola, en el norte de Quito, casi me pego una buena caída al cruzar el parterre en ese sector.

Hecho una lástima quedó un contenedor ubicado en las calles De Los Algarrobos y Remigio Romero, en el norte de Quito.

En algunos puntos de Quito, los vecinos tranquilamente se van de excursión. No ve que más que espacios verdes ya parecen selva. Ese es el caso en el parterre que se encuentra en la avenida Real Audiencia y Porfirio Romero.

Ni que el tiempo estuviera para andar desperdiciando, y mucho menos el líquido vital. Resulta que el fin de semana, en la avenida Capitán Ramón Borja y Pio Jaramillo Alvarado, se iba el agua pero que daba una pena.

El otro día me encontré con unos amigos que viven por Las Casas y decidimos bajar a la Amazonas para ver qué opciones de entretenimiento había. Cuando pasamos por la 10 de Agosto y Orellana, en el norte de Quito, observamos una escena muy peligrosa.

El otro día fui a visitar a unos panas que viven ya dos décadas por la zona del Pobre Diablo, para luego bajar en grupo hacia el estadio de Chimbacalle, en el sur de Quito, donde teníamos que disputar un duro partido para el cual nos preparamos a conciencia.

¡Qué despecho que da caminar por algunos sectores de Quito! No sé por qué algunos vecinos no les hace feo ver que en frente de su propiedad la acera está hecha una lástima.

Una pequeña calle llamada Oe1N que cruza con la avenida Cóndor Ñan, en Quitumbe, sur de Quito, está a medio gas. Una parte tiene la calzada en perfectas condiciones, pero no entiendo por qué han dejado una cuadra sin pavimentar y está cubierta de pura tierra.

Ya llegaron las primeras lluvias y como ya conozco a mi lindo Quito creo que es hora de alistarnos para recibirlas lo mejor posible para que no hagan muchos estragos.

Estos días han sido para llevarme sorpresas al ver algunas calles de Quito en mal estado. Siempre será un motivo de reclamo, porque no son seguras ni para los conductores ni para los transeúntes.

Esto de las calles es un verdadero problema para la movilidad. Si no son las veredas llenas de basura o maleza, son las vías con baches y fisuras.