Javier Rodríguez, el entrenador de la Selección Sub 17 de Ecuador, no llegó con la delegación mundialista. Ayer, 15 de abril del 2019, el ‘profe’ cumplió un ritual, que fue como una promesa: volver a Guayaquil en bus si lograba clasificarse a su cuarto mundial.

Gustavo Vallecilla lucía inquieto. Observaba a sus compañeros después de la práctica como pidiendo ayuda en silencio. Pocos minutos antes, el DT Eduardo Favaro le había informado sobre su convocatoria en Aucas para el duelo del fin de semana.

Andrés Chicaiza se encoge de hombros. Dice que no sabe bien para qué sirve o qué mide el GPS que lleva adherido a su cuerpo a la altura del pecho. “La verdad es que siempre me he preguntado eso. Sabrá el profe, yo me dedico a jugar”,relata de buen humor antes de un entrenamiento en Pomasqui.

Tiene una vocación natural para la docencia. Es locuaz, histriónico, pero paciente para repetir las indicaciones. Lo rodea un grupo de chiquillos de las divisiones juveniles de Universidad Católica, quienes minutos antes lo habían cosido a balonazos para las fotografías que acompañan esta nota.

Su primer nombre y su segundo apellido son italianos, pero Florinella Muñoz Bisesti es bien quiteña (1967). Es más, nació por el Pasaje Solano (sector La Alameda), pero al año la familia decidió cambiarse al norte, por el barrio El Rosario.

Pablo Amaya, entrenador de la Reserva de El Nacional, conserva en un cuaderno los recortes periodísticos y fotos de su etapa como futbolista profesional. Las imágenes más preciadas son las que aparece defendiendo a los criollos en 1996, año que fue campeón. También guarda con recelo las postales de su era como defensor central en Técnico Universitario y Universidad Católica.

Luis Santana camina despacio. Habla poco en los entrenamientos y mantiene su mirada fija en el balón.

Cinco años después, Andrés Chicaiza volverá a vestirse de blanco. El mediocampista otavaleño regresa a la capital con la misión de consolidarse como profesional. Desde que dejó Liga, en el 2014, su suerte cambió.

El celular Samsung de Stiven Plaza recibió una llamada hace un par de meses de un número desconocido y extenso. Al otro lado de la línea, una voz desconocida preguntaba por él. Era Ronaldo Nazario de Lima. Sí, el brasileño que ganó dos Copas del Mundo (1994 y 2002) con la ‘Canarinha’ y que brilló con el Real Madrid y el FC Barcelona.

Desde pequeña, Dayana Folleco acreditaba condiciones para practicar deportes. Le hacía al atletismo y por la buena talla, también al baloncesto. Estudiaba en el Colegio Quito, en el sur de la ciudad, y siempre le llamaba la atención el hecho de que los deportistas de taekwondo se entrenaban corriendo ‘a pata llucha’ por las instalaciones de aquel centro educativo.

Paciencia y sacrificio. Esas son las características que definen al golero José Cárdenas. El quiteño, de 23 años, esperó tres temporadas completas siendo el sexto arquero de El Nacional, antes de debutar.

Volver a la altitud de Quito, después de un año con poco fútbol, no fue fácil para Julio Angulo. El mediocampista de Liga de Quito llegó al club para la segunda etapa y desde que pisó el complejo de Pomasqui ha trabajado en el aspecto físico.

Kevin Peralta es uno de aquellos guambritos que siempre soñó con jugar al fútbol. Incluso, el guayaquileño le pidió a su mami que lo trajera a Quito para probar suerte en el fútbol en algún club.

Los hermanos Jeison y Walter Chalá se juntaron en la Católica. Esta es la segunda vez que comparten cancha, pero es la primera ocasión en la Serie A.

En la casa del argentino Hernán Pellerano está guardado uno de sus tesoros más preciados. No se trata de una camiseta de un ‘crack’, tampoco las medallas que ganó en su carrera. Son unos pupos de diseño exclusivo que le regaló su esposa María Pía Canedi por su cumpleaños.

Para Yúber Mosquera, hacer amigos le resulta fácil. Desde que era guambrito, en su natal Medellín (Colombia) desarrolló una habilidad para entablar conversaciones con desconocidos y generar confianza. Así fue como pudo ganarse un cupo en la Universidad Católica.

El venezolano Enson Rodríguez está contento en Aucas. Llegó hace dos semanas al equipo oriental y se encontró con algunos paisanos. Esto hizo que la adaptación sea rápida, porque en el club no esperaron ni una semanita para que pueda jugar. Entró de una a la cancha y mostró su fútbol picante.

Esta temporada tiene un significado especial para Jhon Jairo Cifuente. Es su tercer año en la Católica y está embalado en la tabla de goleadores. Ya tiene 10 tantos en su cuenta personal y apenas se han jugado 10 fechas.

Las paredes de la casa de Byron Mina, lateral del Aucas, están vacías. No hay cuadros o adornos que decoren su nueva vivienda. Apenas tiene dos meses en su nuevo hogar, en el sector de Capelo. Toda su colección pictórica aún está en Guayaquil.

Hace un año, cambiar de club y de ciudad era una quimera para el lateral Christian Cruz. La idea parecía lejana cuando hablaba con su esposa o con sus compañeros del Guayaquil City.