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Vida Sana
25 de junio de 2019 16:02

Alerta con la  tricotilomanía

Imagen referencial. Arrancarse el cabello por placer o nervios es una conducta que hay que controlar desde el inicio. Foto: Pexels

Imagen referencial. Arrancarse el cabello por placer o nervios es una conducta que hay que controlar desde el inicio. Foto: Pexels

Redacción Vida Sana
y EFE
(I)

La tricotilomanía es un trastorno del control de los impulsos que lleva a arrancarse el cabello de forma compulsiva. La mayoría recurre a los de la cabeza, pero también a pestañas, cejas y otras zonas corporales, como el bello púbico.

Se calcula que un 4% de la población mundial sufre tricotilomanía, porque le produce una sensación de alivio o placer.

La patología suele comenzar en la infancia o en la primera adolescencia y se da básicamente en niños, adolescentes y adultos jóvenes, con raros casos en la edad adulta.

Según señala la directora de la Clínica Universitaria de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid, Cristina Larroy, no existen causas biológicas ni genéticas ni conductuales ni psicológicas perfectamente identificadas.

“Simplemente, parece que es un trastorno en el que la persona siente alivio cuando empieza a hacer ese tipo de conductas, de modo que puede ser un tema azaroso. Un día uno empieza a arrancarse el pelo, eso le produce placer o alivio y tiende a repetir esa conducta”, comenta.

La tricotilomanía se da en situaciones muy variadas. En ocasiones, el comienzo del hábito viene asociado a situaciones de distracción, relajamiento o aburrimiento; otras veces se utiliza para aliviar la tensión en momentos de nerviosismo o para mejorar la concentración.

De acuerdo con esta experta en Psicología, normalmente es un trastorno que se da más en mujeres que en hombres. A veces está asociado a la depresión y puede acabar degenerando en trastornos obsesivos compulsivos.

Se trata de una cadena conductual: “El paciente se agarra un mechón de pelo, lo retuerce y después de un rato quedan uno o dos pelos, que son los que se arranca”, informa Larroy.

El más eficaz de los tratamientos es ir al psicológo, y solo en los casos graves en adultos se podría combinar con antidepresivos, según informa esta experta.

Recomendación

La psicóloga aconseja, a los padres o encargados del niño observar cómo se va desarrollando su cadena conductual y poner conductas alternativas: “Por ejemplo, si el niño se está agarrando un mechón de pelo, los padres pueden empezar a dar palmadas y quitarle las manos del pelo”, aconseja. Aunque este trastorno puede convertirse en algo crónico, las posibilidades de recuperación son bastante altas.