Las almas van a su paseo anual
Veinte minutos antes de la medianoche, Enrique Angulo saldrá este lunes 24 de octubre hasta el cementerio de su Puéllaro natal. Y cuando esté frente a la cruz de piedra, comenzará a rezar un padrenuestro y un salve a la Virgen.
Tras ese ritual, a las 24:00 saldrá a pasear a las almas. Y lo hará cantando: “Jesús, José y María con vuestra licencia voy al recorrido”.
Solo a unos 150 metros del cementerio pegará su primer grito de las almas: “Un padrenuestro y un avemaría para el alivio y descanso de las benditas almas del santo purgatorio, por el amor de Dios”. Y sonarán tres campañilladas. Así comenzará la novena de los animeros, que culminará el 31 de octubre.
Antes sumaban más días. Incluso se dice que comenzaba a mediados de octubre y se extendía por todo noviembre, asegura Paula López, estudiosa del tema de los animeros y maestrante de la Universidad Andina.
En el Distrito quedan contados animeros, señala Leonardo Zaldumbide, de la Red Ecuatoriana de Cultura Funeraria. Hay unos que ya no ejercen el oficio (jubilados), el de Tumbaco o el de Nayón.
Los únicos que se mantienen son el de Puéllaro y Aloguincho. Pero podría haber más, quizá en pueblos pequeños y alejados, agrega López.
Este ritual es muy parecido en toda la Sierra, es que la idea central es sacar a las almas en procesión y recibir el rezo de la gente del pueblo.
Algunos vecinos responden a las oraciones detrás de las puertas, otros se acercan a besar la calavera que el animero lleva entre sus manos.
También dejan una limosna; y al finalizar noviembre, con ese dinero, se paga una misa por todas las almas del purgatorio. Así es la novena de los animeros.