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5 de junio de 2018 15:09

Un Banco de Alimentos en el sur de Quito

Esta es la pequeña tienda donde se venden los productos no perecibles. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Esta es la pequeña tienda donde se venden los productos no perecibles. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán

Su consigna es rescatar el alimento que llegó al final del ciclo de comercialización y entregarlo a gente de escasos recursos a un costo ínfimo. El Banco de Alimentos Quito anda 15 años en esa tarea, y lo hace con éxito y entrega.

Con ello se atacan dos problemas. Uno, el desperdicio de alimento que en Quito llega a 100 toneladas al día. Dos, ayuda a la gente que vive en condiciones de pobreza (7,3% en el 2017).

Ese trabajo es posible porque se rescata el alimento perecible y no perecible en mercados y empresas grandes; es decir, el producto por defectos en el empaque, final de temporada o por volumen de las existencias.

Entre 20 y 25 voluntarios apoyan, cada semana, en la tarea de recoger el producto. Los sábados, a partir de las 08:00, van al Mercado Mayorista para recibir el producto, recuerda Cristian Sisa, encargado de marketing y publicidad del Banco de Alimentos Quito.

Lo cargan en unas cuatro camionetas y lo llevan hasta la sede, ubicada en la av. Maldonado S15-283 y Balzar. Allí, todos en minga, limpian a conciencia el producto y ordenan el resto de alimento que fue donado por grandes empresas.

Lo dejan ordenando para que, de lunes a jueves, los clientes lleguen a comprar. Los precios: el kilo de verdura en 15 centavos, un atún en 20, el yogur en 15… Se vende a un 10% del valor del mercado.

Y, ¿qué se hace con el alimento que está malito? Con la fruta, por ejemplo, se hace pulpa o mermelada. Nada se desperdicia.

Los estudiantes de la Unidad  Educativa Consejo Provincial ayudan con los registros. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Los estudiantes de la Unidad Educativa Consejo Provincial ayudan con los registros. Foto: Betty Beltrán / ÚN

Solo en el 2017 se rescataron 3 542 kilos de alimento que iban a la basura. Con eso se benefició a 45 instituciones (Muchacho Trabajador, Niños de la Calle. Escuela Inty, ancianato) y a 485 familias. En ese año, se ayudó a 9 637 personas.

La mayoría son del sur de Quito: el 50% de los sectores de Chillogallo, Guamaní, La Argelia, Lucha de los Pobres; el 30% de El Beaterio, Cutuglagua, Chimbacalle y Villa Flora.

Para acceder a esa ayuda, tienen que inscribirse y calificar. El trámite solo se hace los miércoles, y debe acercarse con la planilla del agua o de la luz, copia de la cédula y croquis del lugar donde vive. Los beneficiarios deben ser de bajos recursos y con un trabajo. ¿Por qué ese requisito?

“Todos los bancos del mundo tienen una cuota de recuperación. Nosotros no queremos mendigos, por eso no se regala el producto. La gente tiene dignidad y dignidad es que pague aunque sea el 10% de lo que cuesta el producto”, puntualiza Sisa.

Con ese dinero se compran cosas que no se donan; por ejemplo, pollo, atún, salchicha, arroz… También se hacen actividades para recoger otros productos básicos y luego venderlos en la tienda del Banco de Alimentos Quito.

Lo hacen gracias a la ayuda de la Escuela Politécnica Nacional que, cada año, realiza la ‘Policolecta’. Un evento en el cual todas las facultades hacen un concurso para ver cuál dona más. El evento está planeado hacerlo el 5 de julio.

Todos los sábados el voluntariado se activa, pero hace falta más. Y si quiere formar parte de ese grupo, puede llamar a los teléfonos: 273 0483 o al
099 935 6584. También se pueden hacer prácticas. Anímese y dé una mano.