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8 de febrero de 2019 10:06

El mapa de Maldonado, un regalazo

Paula Barragán y Arnoldo Sicles en pleno trabajo en la Estampería Quiteña (24 de Mayo e Imbabura). Foto: Betty Beltrán / ÚN

Paula Barragán y Arnoldo Sicles en pleno trabajo en la Estampería Quiteña (24 de Mayo e Imbabura). Foto: Betty Beltrán / ÚN

Betty Beltrán
(I)

El mapa de la Real Audiencia de Quito se ha vuelto a estampar, pero en una edición limitada. En total son 33 juegos y se hicieron en el taller de la Fundación Estampería Quiteña, ubicado en el Centro de Arte Contemporáneo.

Esta joya de la cartografía, denominado Carta de la Provincia de Quito y sus Adyacentes de 1750, constituyó el ejercicio más adelantado de su tiempo y fue el resultado de años de investigación: observación de las estrellas, estudio del curso de los ríos, levantamientos topográficos y otros datos científicos. Fue realizado por el sabio Pedro Vicente Maldonado.

Una primera estampación la realizó Carlos María de La Condamine, como homenaje póstumo a su amigo Maldonado. La segunda fue por encargo del rey Fernando VI. Y la tercera, usando las mismas planchas de 1750, llega ahora por pedido de la Presidencia de la República.

Salieron verdaderas joyas de arte, dice Paula Barragán, coordinadora del Proyecto de Restampación. Hasta ahora le dura la emoción cuando se le pregunta cómo empezó todo.

La restampación de las planchas de cobre de Maldonado fue, desde el comienzo, intensa. Tras la firma del contrato, vino lo duro: buscar materiales de altísima calidad. El papel de grabado francés Rives BFK, de 280 gramos, lo trajeron de España. Tiene 100% de algodón para que recoja cada mínima marca que tengan las planchas de cobre con recubrimiento de acero (41 x 60 cm, cada una de las cuatro). La tinta negra calcográfica Charbonnell la compraron en la casa más importante de tinta de grabado.

Las planchas fueron traídas desde Riobamba como si fueran guaguas tiernos, con cuidado y delicadeza. Las envolvieron con telas especiales y vinieron a la capital con harto resguardo.

Son las mismas planchas que en el siglo XVIII fueron entregadas a España. En 1947 ese gobierno las obsequió al Ecuador. Pasaron a la custodia del Municipio de Riobamba.

Una vez en Quito, uno de los restauradores de la Presidencia, Álex Carrera, las llevó al Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC) para hacerles una buena limpia. O sea, sacar toda la tinta que posiblemente quedó de las últimas ediciones que se hicieron. Una vez nítidas, ingresaron a la Estampería Quiteña.

En ese momento, el maestro estampador, Arnoldo Sicles, hizo una prueba de asentamiento. El fin: ver si la plancha estaba con algunas fallas. Tras ese primer examen, todo estuvo fantástico y hubo vía libre.

Enseguida mojar la plancha. Cada una se entinta, pasa por el tórculo y sale, luego se vuelve a entintar y así hasta hacer los 33 juegos; más las pruebas de asentamiento. Un trabajo artesanal y repetitivo. En cada mapa, Sicles demoró 20 minutos.

Una vez pasado la etapa de la estampación, vino el tema de armar las carpetas. Nina Ayala es la encargada de producir las 33 carpetas cada una con las cuatro estampas y una explicación en serigrafía de la historia de este mapa.

La carpeta será en cartón con cinta de la bandera del Ecuador y en alto relieve con la frase: “Carta de la Real Audiencia de Quito”. Un lujo de carpeta que, se conoce, será un obsequio de la Presidencia para distinguidas personalidades.

¿Por qué solo 33 mapas? Para cuidar las planchas y que sigan durando, menciona Barragán. Es que en cada estampación se gasta por el frotamiento del papel en el momento de pasar por la máquina, también en el instante del entintado.

Las cuatro planchas cartográficas regresarán a su hogar: el Municipio de Riobamba. Antes les darán una vueltita por el INPC para que le den otra limpiada. Les pondrán una capa de barniz natural para que se conserven otro siglo.

La Estampería


La Estampería Quiteña nació hace 20 años. El arranque de su trabajo fue apoyado por la Embajada de España con la maquinaria que se necesitaba para formar este taller. Producen obras de arte, dibujos y, ahora, mapas. Al inicio, eran 13 artistas y ahora son 40. También ofrecen clases a los que quieren aprender este arte.