Pasar más tiempo en casa provocó que la piel pierda sus defensas naturales contra la radiación solar. La exposición debe ser progresiva y hay que usar barreras físicas, tópicas y las que proporcionan ciertos suplementos alimenticios.

Tras el retorno a clases, niños y adolescentes tienen un deber más: protegerse de la radiación ultravioleta (UV) que proviene del sol, que es filtrada por la atmósfera. El exceso de exposición a estos rayos incide en el aparecimiento del cáncer a la piel a futuro.

Con un clima cambiante, las cicatrices quedan expuestas a los rayos del sol y al contacto con el agua.

Con los años, el color de los tatuajes se desvanece y se opaca. La gran inversión que representa un tatuaje se puede cuidar con dos acciones básicas: mucha hidratación y protección solar.