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7 de febrero de 2017 12:30

Doña 'Bachita' es la dura del Clan Juvenil

De izq. a der. Pedro, Antonio, Luis, Juan, Yadira y José posan juntos con su mami Beatriz Mejía (centro).

De izq. a der. Pedro, Antonio, Luis, Juan, Yadira y José posan juntos con su mami Beatriz Mejía (centro). Foto: Cortesía.

David Paredes

A paso lento, doña Beatriz Mejía, de 82 añitos, todavía guarda energías para alentar a su Clan Juvenil. Lo que empezó como un capricho de sus hijos, terminó transformándose en una de sus grandes pasiones.

Ahora no se pierde ni un juego de su equipo. Incluso ha viajado lejos de su amado Sangolquí para disfrutar de los goles del club que fue fundado por sus vástagos.

Doña ‘Bachita’, como llaman a la matrona de la familia Cevallos, no es aparente para coleccionar camisetas. En su armario apenas tiene dos casacas que considera históricas. La primera es con la que el club ascendió a la Serie B y la otra es la del debut de este año en la A.

Esta última tiene un valor especial. Su hijo Juan Cevallos, dirigente del equipo, se la entregó la semana pasada en el día de la presentación de los jugadores en la plaza central de Sangolquí.

“Tengo solo dos camisetas, pero son especiales. No me las pongo tanto, pero las guardo con mucho cariño”, dice ‘Bachita’, mientras sus hijos dirigentes tratan de hacerle recordar sus aventuras con el equipo.

“Ella es la primera hincha del Clan Juvenil. Es quien nos ha aguantado e inspirado para seguir adelante con el equipo”, dijo Juan.

La casa de la mami de los Cevallos guarda una serie de recuerdos y de anécdotas del equipo. Era en ese lugar donde los integrantes fundadores del club de Sangolquí armaban las reuniones con los panas y con los jugadores. La primera canchita era en la plaza de mercado, que poco a poco fue quedando en el olvido, hasta llegar al estadio cantonal de Rumiñahui, donde también juega el Independiente del Valle.

“A mi casa la conocen con el nombre de la Casa del pueblo. Es que siempre hubo gente del equipo que llegaba a comer sin avisar”, dice riéndose.

‘Bachita’ disfrutó el debut del Clan Juvenil ante Liga y sufrió con la caída ante Católica. Su sobrina Mery Cevallos siempre la acompaña a los partidos. Como si se tratara de cualquier hincha, se emocionó al ver que al fin el sueño de sus retoños se volvió realidad. Su Clan amado jugó ante uno de los grandes del país.

Mery se ha transformado en su compañera de estadio. Ella es quien la alborota, la que le dice que grite los goles y que, de vez en cuando, les diga unas cuantas palabrotas a los árbitros.

“Ella es la que me pica. Es mi compañerita en los estadios”, dice la matrona.
Pedro Cevallos y Carlos Navarrete fueron las primeras estrellas sangolquileñas del equipo que se fundó el 13 de febrero de 1973.

En los 43 años de historia, el club se volvió un peregrino en los torneos de la provincia. Luis Cevallos, fundador, recuerda que el club nació con la idea de cambiar el mundo.

“Salíamos a los barrios rurales del cantón para ayudar a los campesinos. Una de las formas con las que llegábamos a la gente era con el deporte”, dice Luis.

El ahora dirigente también recuerda que en los años de juventud habían requisitos ‘estrictos’. “Solo las muchachas guapas podían ser las porristas o socias del club”.
Ahora, con un poco más de recursos, el equipo cuenta con jugadores de primer nivel y de la talla de Narciso Mina, Wilmer Zumba y Luis Checa. Ellos llegaron este año para darle protagonismo al inexperto equipo del cantón Rumiñahui.

El Clan es más viejo que el Independiente, que ya lleva 8 añitos en la categoría de privilegio. Por eso, en Sangolquí tienen el corazón dividido. Unos apoyan al Clan y otros a los negriazules.