Argentina, reino de lo imprevisto
Estamos inundados de información de la Selección de Argentina. Los medios de ese país tienen una gran acogida en el país y los comentarios de sus periodistas son considerados casi como ‘palabra santa’ por ciertos sectores de la afición y de cierta prensa.
Desde el Cono Sur nos hicieron creer que Argentina es una potencia, un gran candidato a ganar la Copa. Nada fue más alejado de la realidad. Los argentinos parecen hermanos nuestros, tienen los mismos (o quizá más graves) problemas de organización y de planificación de los que adolece el fútbol ecuatoriano.
El equipo era Lionel Messi -el mejor del mundo- y otros 10 jugadores de mediano calado. Ellos llegaron al Mundial ganando en Quito al Ecuador más turro que se recuerde y luego de una eliminatoria descolorida. Los problemas dirigenciales, los cambios de entrenadores, la falta de criterio de Jorge Sampaoli para armar un equipo que cobije a Messi determinaron esta eliminación del Mundial de Rusia.
La Copa sirvió para desenmascarar a Sampaoli, un técnico con buen ‘lobby’ que llegó a Argentina a los empujones.
En su autobiografía, el calvo técnico se retrató de cuerpo entero: “no me gusta planificar, creo más en la improvisación en los partidos”, dijo sin pudor. Se notó en el triste camino del equipo albiceleste en el Mundial.
Argentina, al igual que aquí en las estructuras de Ecuador, deberá sincerarse. Replantearse el futuro y reestructurarse. Y lo más importante: no traicionarse, ni creerse más de lo que realmente es.
